El camino olímpico de España con Barcelona 1992 como punto de partida

Descubrimos cómo ha sido la participación olímpica de la selección española masculina desde la histórica cita celebrada en La Picornell, hasta los Juegos de Tokio, pasando por unos años de inactividad e irrelevancia

La primera medalla en unos Juegos Olímpicos para la selección española masculina caería en Barcelona en 1992, en el escenario y el momento idóneo pero con un resultado final que marcaría a una generación que cuatro años después realizaría el vuelo. En un grupo de seis, España concluyó primera tras empatar frente a Italia a nueve, ganar los otros cuatro partidos, y conseguir Hungría arrancarle otro empate a Italia en la primera jornada. En semifinales, Italia derrotó 9-8 al Equipo Unificado tras ir empatados durante todo el encuentro, y España hizo lo propio con Estados Unidos ganando por 6-4. En la final hubo que disputar hasta tres tiempos extra para decidir la medalla de oro. Massimiliano Ferretti castigó duramente en ataque a los nuestros que fueron todo el partido a remolque. Los cuatro períodos reglamentarios finalizaron 7-7, y no se movió el marcador hasta la segunda prórroga donde empataron a uno, anotando Ferretti su cuarto gol a falta de 20 segundos. Peor sería el fatídico final que aguardaba en el tercer tiempo extra, cuando tras un grave despiste en defensa, Gandolfi ajustició a España a falta de 32 segundos. La guinda la puso el lanzamiento al larguero de Miki Oca a falta de dos segundos para confirmar la plata.

Sin embargo, esta plata que tras el pitido dejó un sabor agridulce fue según muchos el germen de lo que vendría después. Cuatro años más tarde, llegaría la recompensa. El formato del torneo cambió afortunadamente para España. De no haberlo hecho, la tercera plaza del grupo A no hubiese dado ninguna opción de medalla a nuestra selección. En cambio aparecieron los cuartos de final y como terceros nos enfrentamos a Estados Unidos, segundos del grupo B. En un partido sorprendentemente cómodo, al descanso España ganaba 4-1, y lo haría por 5-1 al comenzar el último cuarto. Con el 5-4 final, el rival en semifinales fue Hungría a la que también se derrotó por la mínima (7-6) tras la victoria de Croacia sobre Italia en dos tiempos extras, hecho que nos bajó de la idea de revancha cuatro años después. En la final frente a los croatas, una España mucho más curtida y con heridas del pasado, se recupero de un mal inicio que lo condenó a ir perdiendo 1-3 al descanso. Con Estiarte por bandera, aturdió en la segunda mitad a sus rivales que poco entendían del cambio radical en el juego y la actitud de los españoles. Con un parcial e 6-2, España se colgó por fin el oro tras vencer 7-5 en el Georgia Tech Aquatic Center.

Ya en Sydney, la estrella empezó a apagarse, el equipo temible de la última década del siglo XX no pudo esquivar el paso del tiempo y se bajó del podio para no volver. Terceros de grupo, sus dos victorias fueron por la mínima, como sucedería en cuartos ante Croacia, que no pudo resarcirse de la anterior final olímpica y volvió a caer ante los nuestros. El varapalo se sufrió en semifinales. De nuevo se afrontaron tres prórrogas como en la final de Barcelona, y de nuevo la balanza se decantó del lado del rival. Con el 7-7 al final de último cuarto, el único gol lo anotó Rusia en el tercer tiempo extra. El cansancio hizo mella al día siguiente. En la lucha por el oro, Hungría derrotó a Rusia 13-6, y Yugoslavia a España 8-3 en el partido por el bronce. En 2004, la tercera plaza del grupo B nos condenó a jugar en cuartos contra una de las grandes favoritas, de hecho, Serbia y Montenegro se colgaría la plata olímpica al final del torneo. El 7-5 en contra y la posterior derrota frente a Alemania (6-4) nos condujo a la sexta plaza. En Pekín en 2008 los balcánicos nos darían una de cal y otra de arena.

Tras la independencia de Montenegro, fuimos encuadrados en el grupo A, siendo España segunda y Montenegro tercera. Los nuestros solo perdieron frente a los húngaros (8-5), que empataron con Montenegro a diez, derrotando nosotros a los balcánicos por un cómodo 12-6. En cuartos llegó Serbia, y de nuevo nos dejó fuera de la pelea. España con un 5-2 al descanso y un 9-5 final no tuvo opciones, pero derrotó a Croacia (11-9) por tercera vez consecutiva en unos Juegos Olímpicos para ser finalmente quinta. En Londres la historia no sería muy distinta. Terceros de grupo de nuevo, en cuartos España perdió con Montenegro 11-9. Una victoria frente a Estados Unidos (8-7) y una clara derrota ante Hungría por 14-8, devolverán la sexta plaza final como ocurriese en Atenas. Situación ésta, muy similar a lo que vivimos en Río con una participación irregular, sin incidencia entre los mejores. Sin embargo, llegamos a la cita olímpica en Tokio que marcada por el Covid19 vino a ser el regreso a unas Olimpiadas con la sensación de poder aspirar al oro, algo no visto desde mediados de los noventa. Los chicos de David Martín ya inmersos en una etapa ascendente con las medallas de plata logradas en el Europeo de 2018 y en el Mundial de 2019, se presentó con la mayor de las ambiciones, y aunque la primera fase fue notable el duelo en Cuartos de Final ante Serbia fue caótico, y un parcial fatídico en los últimos tres minutos del partido les costarían muy caro, con una eliminación que golpeó a un equipo que finalmente terminó cuarto tras caer ante Hungría en la lucha por el bronce. Sin embargo, esta derrota al igual que las que vivió el equipo de Estiarte y compañía en los 90 fue sólo un paso atrás con el que coger el impulso que les ha permitido llegar a ser campeones del Mundo 22 años después. Y es que parece que los caminos de estas dos selecciones parecen estar entrelazados por la historia.

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