Ferencváros y su idilio en la aventura europea

El campeón de las dos últimas LEN Trophy, de la Supercopa de Europa y de la Liga Húngara fue el merecido campeón de la Champions League 2019 en la que el CN Atlétic Barceloneta soñó con rememorar la gesta del año 2014

Hannover la capital de la Baja Sajonia, al norte de Alemania, tuvo el privilegio de ver durante tres días, al mejor waterpolo posible de clubes. Evidentemente la ciudad no se volcó en el evento -en el lago Maschsee, al lado de la piscina Stadionbad, hubo mucho más fervor por una competición de piragüismo- pero el anfitrión Waspo Hannover sí que lo dio absolutamente todo, tanto deportivamente cómo a nivel de organización. Si empezamos por esto último, había un grave problema de partida. Las dimensiones del recinto acuático no daban para mucho. La puesta en escena era interesante, pero en seguida te dabas cuenta de que no había suficiente espacio ni visibilidad para algunos espectadores ni para la mayoría de periodistas allí acreditados. La televisión, a pesar de la buena realización, también tenía sus problemas. Imposible evitar una imagen fea del fondo de la piscina, con sus distintas profundidades, y con la imposibilidad de poner la cámara máster en plano menos zenital.

Insistimos en qué todo el mundo puso su grano de arena para que saliera una digna Final Eight, que superara la terrible experiencia de Génova. Además, el Waspo no fue una comparsa y puso en serios aprietos al Pro Recco el primer día –lo del equipo italiano merece un capítulo a parte-. A nivel deportivo, casi todos los partidos tuvieron igualdad, exceptuando quizás el del Zodiac Atlétic-Barceloneta en su primer día contra el BPM Sports Managment. De aquí partimos para el análisis de la actuación de los marineros. La exhibición en cuartos fue tan rutilante y en todas las líneas, que la esperanza de repetir la gesta del 2014 se multiplicó. Y aún más cuando Olympiacos -el equipo que mejor compite en las grandes citas- dejó por el camino al gran favorito italiano. Pero, cómo reconocería el presidente Julián García el último día, quizá el equipo barcelonés empezó a soñar demasiado pronto. Se cruzaron con el Ferencváros y Varga -larga vida a Denes Varga- que ya habían desarticulado a su manera el Jug el día anterior. Qué habría pasado sin las tres rapidísimas exclusiones de Alberto Munárriz? Mejor no darle muchas vueltas.

El Ferencváros, campeón de las dos últimas LEN Trophy, de la Supercopa de Europa y de la Liga Húngara fue un merecidísimo campeón. Supo gestionar ventajas contra el Jug, dar el golpe contra el Barceloneta y aguantar el terrible empujón final de Olympiacos y sus enfervorizados aficionados. Vimos un equipo magiar mentalmente preparado para ganar, casi lo que más cuenta a estas alturas. Siete campeones distintos en siete años un dato interesantísimo y que pone de manifiesto la gran variedad de candidatos que ahora mismo hay en este deporte a nivel de clubs. Lo que cada vez tiene menos probabilidades de alternarse son las sedes de una Final Eight. Los clubs y la LEN parecen ahora ir juntos en una idea, y que va cogiendo fuerza. Sede única y majestuosa durante unos cuantos años – lo que sería Colonia en la Final Four de balonmano. Y ojo que aquí Barcelona tiene mucho que decir.

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