Kiko Perrone y su esfuerzo para convertirse en olímpico

El hispano - brasileño pudo cumplir en 2008 su sueño de ir a unos Juegos Olímpicos, aunque lo hizo acompañado de unas peculiares gafas; repasamos la trayectoria de este mítico waterpolista

En una entrevista realizada, el propio Kiko Perrone contó en profundidad como inció su aventura en este deporte: “Empecé jugar porque mi padre lo practicaba y me llevaba a los partidos desde los tres y cuatro años y siempre que me acuerdo de mi padre de pequeño me acuerdo de waterpolo”. Kiko es el mayor de tres hermanos; el pequeño Felipe, que comparte el talento por el waterpolo y también forma parte de la selección. Los genes le vienen de su padre, un gran jugador que colgó el bañador a los 40 años. Los Perrone se instalaron en Barcelona y al poco tiempo ya estaban jugando en el C.N.Barcelona consiguiendo con los años alcanzar tanto Kiko como Felipe ser titulares indiscutibles en la selección española. La primera llamada que recibió Kiko fue de Rafa Aguilar en el año 2005. Más tarde, en 2008 no fue un año cualquiera, fue justamente una etapa que muy difícilmente desaparecerá del baúl en el que Kiko Perrone ha ido amasando recuerdos a lo largo de su carrera deportiva.

| Una histórica participación

El 2008 supuso para el mayor de los Perrone su primera participación en unos Juegos Olímpicos, aunque no fue sencillo poder acudir a la cita. El seis de julio, un incidente le provocó que el cristalino de su ojo izquierdo se perforara durante un partido en el Europeo, perdiendo por completo esa zona del ojo. De esta forma, tuvieron que sustituir el cristalino por una lentilla después de una operación en el Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona (IMO). “La primera semana fue muy dura, ya que estaba bastante preocupado. Desde el primer momento me di cuenta de que era algo serio, porque el dolor era persistente. En el primer diagnóstico ya me dijeron que el cristalino estaba perforado y me preocupé bastante“, recuerda Perrone. Tras la operación, Kiko estuvo once días sin poder entrenar, sin embargo, Rafa Aguilar le prometió mantenerlo de cara a las olimpiadas. Y así fue, en Pekín estuvo para el inicio de sus primeras olimpiadas.

En esos Juegos Olímpicos, Kiko Perrone destacó sobre todo por un detalle peculiar, las gafas que solía portar en los partidos. “Me molestaban mucho, las gafas se empañaban, y a la vez también tenía mucho miedo por si me daban otra vez. Además yo no estaba al 100 %, pero Albert Estiarte me dijo que mi cerebro tardaría unos seis meses en acostumbrarse”, aseguraba Perrone. Ahora Perrone trabaja en inversión en el sector de infraestructuras en una empresa y mientras tanto mantiene su hobby del waterpolo en Brasil. Por su parte, el hispano-brasileño asegura tener mucho cariño a España, y sobre todo a un Toni Esteller que le dio todo en sus inicios en el waterpolo español y se preocupó por su futuro tras dejar el waterpolo profesional. Por último, Kiko Perrone se funde en halagos a su hermano Felipe: Felipe es un gran jugador y gran persona. Con su edad sigue jugando a un nivel muy alto y en España hay una generación de jóvenes muy buena con la que puede llegar muy alto”.

twitter-bird@enriqueecalvo

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