La vida deportiva de récord de la estrella Tony Azevedo

El norteamericano acumula multitud de récords después de toda una vida vinculada al balón amarillo con 332 goles en la NCAA y con cinco oros en grandes citas internacionales

Hace unos años ya que la mayor leyenda del waterpolo estadounidense, Tony Azevedo colgó el gorro como jugador en activo. Vimos cómo su carrera ha cumplido un ciclo entero; nació en Río de Janeiro (Brasil), el mismo lugar donde jugó sus últimas Olimpiadas y disputó su última temporada como profesional. Entre clubes y selección, Azevedo (hijo del mítico Ricardo Azevedo, ahora seleccionador chino femenino) ha tenido una dilatada y bien laureada carrera deportiva. Se mudó a California cuando tan sólo tenía un mes de vida, pero con cuatro años sufrió de un fatal accidente que casi le cuesta la vida. Incluso llegó a estar varios minutos ‘muerto’ en el que no se le sentía el pulso. Durante su recuperación y a medida que crecía los doctores avisaron que muy posiblemente las secuelas no le iban a permitir realizar deporte alguno, más allá de una vida de calma y sosiego. Sin embargo, no fue así. El destino le deparaba a Tony una relación de amor para con el waterpolo.

Tony empezó a ser ya una estrella en el instituto Long Beach Wilson, donde ganó cuatro títulos bajo las órdenes de su padre, Ricardo, siendo incluso elegido mejor jugador de su división en tres ocasiones consecutivas. Disputó sus primeros Juegos en Sidney 2000 con tan sólo 18 años, convirtiéndose en aquel momento en el waterpolista más joven que disputaba unas Olimpiadas. Y es que está claro que ya despuntaba. Después de Sidney, Tony asistió la Universidad de Stanford entre 2001 y 2005 para continuar su carrera en la NCAA, ganando el título nacional en 2001 y 2002. Fue coronado con el premio Peter J. Cutino, reconocimiento anual que recibe el mejor jugador masculino y femenino de la liga NCAA. Lo consiguió los cuatro años. Hoy en día sigue siendo el único jugador con ese honor. Hasta el pasado 31 de octubre 2015, retenía el récord de más goles en una carrera NCAA con 332. Fue Bret Bonnani, también de Stanford y ahora jugador de la selección estadounidense, quien lo superó.

| Su primera cita olímpica

Aunque sus primeros JJOO fueron en 2000, Azevedo debutó con la selección en 1999 en los Juegos Panamericanos de Canadá, llevándose el primero de cinco oros en este tipo de competición. A lo largo de su carrera en la selección, Tony, conocido como ‘El Salvador’, jugó ocho mundiales (también se entiende como un récord) siendo su mejor posición en Roma 2009, cuando consiguió una cuarta plaza. En este sentido, disputó hasta cuatro copas mundiales y doce Ligas Mundiales; en Génova 2008 alzó la plata y en Nueva York 2003 alzó la bronce. En sus cinco JJOO, también se llevó la famosa medalla de plata en Pekín 2008. Ningún otro jugador estadounidense ha disputado cinco JJOO. En sus últimos años con el equipo nacional norteamericano no bajó el pistón puesto que fue el máximo goleador de la Super Final de Liga Mundial de China 2016 y de Bergamo 2015. Fue el máximo goleador de la selección en una competición hasta en trece ocasiones y nombrado capitán a partir de 2005. Fuera de la selección, Azevedo llevó el bañador de hasta cinco clubes diferentes entre cuatro países distintos. Al graduarse de Stanford, fichó por el Cremona Bissolati italiano, donde jugó entre 2005 y 2007, siendo el máximo realizador de la liga en 2006. Pasó al Jug croata para una temporada donde consiguió la liga croata y un puesto en el Final Four de Rijeka, quedando tercero. De allí se traspasó al Primorac montenegrino, llegando a la final de la Champions (por aquel entonces se le denominaba Euro League) en 2010, pero perdió ante el Pro Recco.

Tony volvió a su país natal, Brasil, en 2011 para jugar una temporada en el Fluminense, donde ayudó a ganar su primera liga en la historia del club. Se volvió a Europa de nuevo con el Jug para disputar una temporada más, consiguiendo el mismo resultado que en 2009. Ganó la liga croata la noche anterior del nacimiento de su primer niño, Cruz. Al final se volvió a Brasil en 2013, esta vez al SESI Brasil, donde acabaría su carrera de jugador. Ganó los títulos de las ligas Paulista y de Brasil, también por primera vez en la historia del club. Su estancia fue más allá de ser jugador; ayudó a que creciera el deporte del balón amarillo en el país. Azevedo pasó por varias escuelas recientemente construidas con el objeto de dar conferencias a los jugadores más jóvenes. Después de anunciar que dejaría de ser jugador, dijo que va a seguir en el deporte en otro puesto, algo así como de embajador. Es el fundador y presidente de la Organización de Jugadores de Waterpolo, una organización que busca la solidaridad de jugadores alrededor del mundo y desarrollar las relaciones entre las federaciones por el mundo. Dijo que quiere llevar el Haba Waba festival de waterpolo a EEUU y que va a ayudar con una serie de partidos entre la selección estadounidense y otra fuerte de Europa. Aunque colgó el bañador, su trabajo con el waterpolo aún no ha parado.

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