Uruguay o cómo vender empanadas para ir a un Campeonato

Las jugadoras de la selección uruguaya hicieron lo imposible para representar a su país en el Sudamericano que se disputó estos días en Perú con la intención de promocionar un deporte que no pasa de los dos equipos

Como ocurre en la mayoría de países latinoamericanos, el waterpolo uruguayo se vive de manera amateur. Dedicarse profesionalmente (o incluso semiprofesionalmente) allí al deporte de alta competición es toda una utopía que complica su progreso, por lo que no es extraño ver como los deportistas deben sortear mil y un inconvenientes para entrenar o jugar algún Campeonato. Particularmente, Uruguay es un total contraste dentro de la propia disciplina. Mientras que el equipo nacional masculina ya cuenta con una trayectoria algo más dilatada (con éxitos por el camino como el oro conseguido en el Mundial B de 2017), las chicas son algo más inexpertas debido a que iniciaron su andadura mucho más tarde. Concretamente en 2009. Sin embargo, la progresión no ha tenido un gran alcance. A día de hoy sólo dos son los equipos que tienen sección femenina en su disciplina. Algo que complica mucho el día a día de las internacionales. Justamente las ganas y el entusiasmo que han venido demostrando las churrúas les ha servido para protagonizar una histórica participación en el Sudamericano que se celebró estos días en la ciudad peruana de Trujillo.

No obstante, el camino hasta allí no fue nada fácil, si tenemos en cuenta los múltiples esfuerzos que tuvieron que afrontar cada una de las integrantes de la selección. Y es que al final se vieron abocadas a superar diversos obstáculos como la desigualdad de condiciones y la falta de recursos para llegar a sus objetivos en una disciplina en la que cuentan con poco apoyo, pocos equipos compitiendo y más derrotas que triunfos internacionales. A nivel económico el respaldo no es el mismo que reciben sus homólogos del equipo masculino, debido en gran parte a la falta de promoción, por lo que para poder llegar a la cita tuvieron que emprender diferente iniciativas como la venta de empanadas a la salida de lugares populares del país.

Además organizaron bailes, recorrieron decenas de medios de comunicación para darse a conocer, abrieron una cuenta de fondos y tocaron puerta a puerta por las casas y las empresas para pedir colaboración fueron solo algunas de las cosas que estas deportistas tuvieron que hacer para cumplir su sueño de representar a la camiseta de su país en un torneo internacional. Sin embargo, las propias jugadoras esperan que las ganas y la ilusión que están poniendo por sacar adelante el presente y futuro de la disciplina acuática valga su peso en oro en próximos años. Es por ello que buscan asemejar su proyecto a otros países de su entorno como Argentina y Brasil que cuentan con un trabajo más exhaustivo. Sin ir más lejos, algunas de las internacionales develan sus intenciones a la hora de integrarte en el Campeonato argentino.

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