¿A puerta cerrada? Qué ocurrió antes, durante y después del España – Israel

El CAR de Sant Cugat fue el escenario final de un España - Israel disputado ante cerca de 35 personas que será recordado por haber estado a punto (si no lo consiguió) de generar un conflicto diplomático

Jamás un partido de waterpolo había generado semejante controversia digna de un guión de película de los años setenta u ochenta. Treinta horas de ajetreo en las que la diplomacia española e israelí tuvieron que intermediar ante una situación atípica generada (en un principio) a finales del mes de octubre, cuando se anunció que Molins de Rei sería la sede del partido de World League entre España e Israel. A partir de entonces los acontecimientos degeneraron en una coyuntura que puso en entredicho el pleno desarrollo del compromiso debido a la campaña de boicot promovida por el colectivo social BDR (Boicot, Desinversiones y Sanciones en el Estado de Israel) que por medio de las redes sociales hizo un llamamiento para provocar la paralización de la llegada de la selección hebrea a la ciudad. Pronto se sumó la CUP que jaleó a los suyos para convocar inclusive una manifestación a las puertas de la piscina del CN Molins en caso de jugarse el partido.

La preocupación llegó al club catalán que junto a la RFEN decidieron cambiar de sede y trasladar el partido, para desconcierto de muchos. Sin embargo, la problemática no se quedó aquí y ante el anuncio de que la Piscina de Sant Jordi (de competencia municipal) sería la nueva sede, la tensión se trasladó a la Ciudad Condal donde de nuevo la CUP (en este caso representada en el Ayuntamiento de Barcelona) comenzaron a hacer ruido y a presionar al Consistorio local. Es por ello, que las diferentes instituciones implicadas acordaron que el encuentro no se disputara allí «por razones de seguridad». El partido se quedó en el aire con Israel negándose a jugar, en un inicio.

Una mañana intensa

Desde el pasado fin de semana tanto la selección española como israelí se encontraba concentrada en las instalaciones del CAR. Desde la noche del lunes se mantenían a la espera de conocer la sede y hora exacta final del partido. Lo cierto es que a última hora del día todo parecía apuntar que el partido se jugaría en San Cugat a las 13.00 horas. Miki Oca convocó a sus jugadoras pronto. A las 10.00 horas el equipo nacional hizo acto de presencia en la piscina. Se encontraba alojado en la residencia del CAR. No obstante, a medida que avanzaron los minutos la incertidumbre era sumamente palpable, puesto que pasadas las once de la mañana, la delegada de la expedición de Israel comunicó que no jugarían el partido si éste se disputada sin público y en el propio CAR.

Tenían las ideas claras: «el partido se debe jugar o bien en Molins de Rei o bien en Barcelona con tribuna y público». «No nos vamos a esconder«, aseguraron en aquel momento dirigentes de la Asociación de waterpolo israelí a los diferentes directivos de la RFEN que acudieron desde primera hora de la mañana a Sant Cugat. En esos momentos todo parecía abocado a la suspensión ante el enrrocamiento del equipo israelí, mientras que paralelamente desde Tel Aviv, la presidenta de la Federación dejaba claro su postura ante los medios locales: «los movimientos BDS son claramente antisemitas en su naturaleza y operan para dañar el Estado de Israel y a sus ciudadanos«.

A eso de la 15.00 horas se fraguó la solución definitiva. La intermediación de la FINA calmó las aguas e hizo ceder a la selección hebrea que no dejó de mostrar su disconformidad ante una situación que consideran un ataque directo ante su Estado. Al final, la sede fue el CAR tal y como venían barruntando desde la Federación desde el día antes. «Había que actuar con prudencia y eso era lo más seguro. Está más lejos y tiene difícil acceso«, aseguró a AS el presidente de la Real Federación Española de Natación (RFEN), Fernando Carpena al que el conflicto le cogió primero regresando de su viaje a Yamaguchi (Japón), y después de visita oficial a Las Palmas de Gran Canaria donde se reunió con diferentes interlocutores con la intención de cerrar la visita de la selección española femenina los días 15 y 18 de diciembre para jugar sendos compromisos de Liga Mundial ante Grecia y Rusia. No obstante, la cabeza visible del máximo órgano nacional de la natación española estuvo en continuo contacto con sus compañeros de directiva como el caso de Enric Betrán, presidente de la Federación catalana y vicepresidente de la española que tras lo ocurrido hizo la siguiente reflexión en el diario AS: «Es una pena mezclar política y deporte. Hemos abierto un frente. ¿Y si mañana una selección no puede jugar porque otro grupo decide que hará una protesta?».

Afición de un colegio israelí

La piscina interior del CAR no está acostumbrada a albergar partidos oficiales, puesto que su utilidad siempre ha estado destinada a los entrenamientos de los equipos, como es el caso de las selecciones españolas que hacen del Centro de Alto Rendimiento su cuartel general durante las concentraciones que realizan los seleccionadores a lo largo de la temporada. En esta ocasión, la piscina acogió a unas 40 personas entre directivos de la Federaciones española y catalana, integrantes de la mesa arbitral y un grupo (no muy elevado) de periodistas. Éstos últimos se agolparon bien pronto a las puertas de la instalación ubicada en la ciudad de Sant Cugat para asistir al evento, a pesar de que en un primer momento las limitaciones en cuanto al espacio pusieron en duda su posible cabida.

Por razones de seguridad el comunicado oficial hecho público por la RFEN dejaba claro que el partido era, en principio a puerta cerrada, sin público con la intención de evitar posibles incidentes que pudieran derivar del clima de tensión que se había generado esos días. Sin embargo, desde la Federación sabían que el hecho de que Sant Cugat estuviera alejado del núcleo urbano haría posible la celebración del compromiso sin ningún tipo de incidente. A pesar de ello antes, durante y después la presencia policial en los aledaños (incluso en el interior del CAR) era destacada. Dos furgones de los Mossos de Escuadra se localizaron a cincuenta metros de la entrada del Centro como medida preventiva. Acompañados de cinco coches patrullas se encargaron de vigilar la instalación y sus alrededores.

A lo largo de partido el silencio que acompañaba como banda sonora al encuentro fue roto no sólo por las indicaciones de los entrenadores en los banquillos, sino por gritos, consignas y vítores provenientes de una especie de palco improvisado en la zona superior de la piscina donde se agolparon entorno a quince personas con banderas de Israel. Se trataban, entre otros, de un numeroso grupo de alumnos, profesores y familiares del Colegio Hatikva, un centro educativo de carácter israelí ubicado en Valldoreix, dentro del propio núcleo municipal de Sant Cugat. Al grito de «Israel, Israel…» no pararon de animar a las jugadores hebreas que a la finalización del encuentro le respondieron con unos aplausos desde al agua justo después del término del compromiso. Para ellas habrá sido el mayor respaldo posible después de un día bastante duro.

A la salida del partido, las internacionales israelíes no hicieron declaraciones ante los medios, pero sí que hablaron varios de los aficionados que portando banderas de su país no ocultaron su enfado ante una situación que definen como de «odio puro y duro». «No entendemos la postura de algunos partidos políticos. Están prohibiendo que jueguen los judíos, y eso lo hacían en aquella Alemania«, comentaron varios de los asistentes al AS. Al mismo diario, otro de los aficionados que se acercaron en la tarde de ayer al CAR comentó que «este partido debía haberse disputado en Molins de Rei o en Barcelona. Es una vergüenza que esto pase en el siglo XXI. La culpa es del Ayuntamiento y de sus políticas«.

¿Un sólo antecedente?

En otras disciplinas deportivas (principalmente el fútbol) viene siendo habitual la disputa de partidos oficiales sin público en las gradas previa clausura del estadio. No obstante, el waterpolo nunca se había visto en esta tesitura. Bien es cierto que situaciones similares como suspensiones de partidos o abandonos de equipos han estado a las órdenes del día, sobretodo en la última década. A día de hoy es muy poco usual, sobretodo a nivel nacional o internacional. Sin embargo, muchos recordaron ayer una situación generada hace ya tres años en Madrid. Allí, los playoffs por el título de categoría juvenil se celebraron a puerta cerrada por decreto imperativo de la Federación madrileña. Todo se debió a un grave incidente días antes en la piscina M-86 de la capital de España durante un encuentro entre Real Canoe NC y CN Tres Cantos.

En el transcurso de este compromiso, un aficionado de la grada se acercó a pie de piscina para tirar al agua al colegiado David Piñero que cayó a le pileta, dándose un golpe con la escalera de la piscina. Ante este incidente la FMN no se anduvo con chiquitas y optó por garantizar la seguridad del colectivo arbitral. «cada vez más frecuentes, situaciones de Falta de Respeto hacia los profesionales que están ejerciendo una difícil y fundamental tarea en el Deporte de Competición como son los árbitros, no pueden seguir sucediéndose, contemplando como los árbitros deben actuar en escenarios de agresividad en los que se considera como normal la manifestación violenta de la discrepancia de sus decisiones«, aseguró en su momento el órgano federativo. Sin embargo, jugarse un partido (casi) sin público por un motivo de estas características era hasta el día de ayer algo impensable. Se abre la veda, y eso debe preocupar a la comunidad deportiva, y mucho.

twitter-bird@etoster

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