Diez años de la plata que cambió todo

Corría el año 2012 cuando una joven y renovada selección femenina de waterpolo se disponía a disputar los JJOO de Londres con la ilusión y el hambre por las nubes. Lo que nadie se podía llegar a imaginar por aquel entonces era que ese campeonato no sería más que el comienzo de una era gloriosa, repleta de numerosos éxitos bajo el mando de su capitán general, Miki Oca. Las guerreras del agua llegaban a Londres tras conseguir la clasificación en el preolímpico de Trieste disputado ese mismo año, en el que tras ganar a Grecia por 9-7, certificaron su presencia en unos JJOO por primera vez en toda la historia del waterpolo femenino español. Por lo que incluso antes de comenzar el campeonato ya podíamos hablar de que la mera presencia de España en él, se trataba de un hito histórico sin precedentes. Sin embargo, las chicas de Miki Oca no tenían suficiente con ello, y fueron a por todas desde el primer momento. Prueba de ello fue la fase de grupos, en la que tras quedar encuadradas en el grupo A ( junto a EEUU, China y Hungría), finalmente terminaron invictas y primeras de grupo gracias a las victorias ante China (11-6) y Hungría (13-11) , y el empate ante EEUU (9-9).

La carta de presentación fue difícilmente mejorable, pero tras la fase de grupos, llegaban los partidos a vida o muerte, las eliminatorias. Nuestras chicas se estrenaron en cuartos de final ante las anfitrionas, Gran Bretaña. A pesar de la inexperiencia y el debut en unos JJOO, España supo lidiar con la presión de la grada y se impuso por 9-7 para acceder así a las semifinales, donde esperaba Hungría, que venció a Rusia por 11-10. El reto que tenía por delante España era mayúsculo. En su primera semifinal de JJOO le tocaba enfrentarse a una de las favoritas. Como no podía ser de otra forma el partido estuvo lleno de intensidad y alternativas para ambas selecciones, que nos brindaron un partido épico en la lucha por una plaza en la final. Tras mucho sufrimiento y una demostración de personalidad impropia de la juventud e inexperiencia que tenía la selección española en este tipo de partidos, consiguieron vencer por 11-10 accediendo así a, nada más y nada menos, que una final olímpica.

Si las semifinales eran un reto mayúsculo, la final ante EEUU se convirtió prácticamente en un David vs Goliath en donde nuestras guerreras del agua se enfrentaron a las máximas favoritas en el partido por el oro olímpico. Estamos hablando de una selección tres veces campeona del Mundo y subcampeona olímpica en Pekín cuatro años antes. Todo esto sumado a que teníamos el precedente del empate a 9 en la fase de grupos, parecía preveer una final épica por la gloria. Sin embargo, y por desgracia para España, la realidad es que en la final no hubo color. El gol de Jennifer Pareja que puso en ventaja a las españolas con el 2-1 no fue más que un mero espejismo. Rápidamente las americanas demostraron su dominio, su mayor experiencia y desplegaron toda su calidad para vencer por un claro 8-5 al final del partido a una España que no tuvo ni mucho menos su día. Así, España cosechó su única derrota en todo el torneo y se quedó a un paso de la gloria olímpica, aunque aquella plata tenía sabor a oro. Oro que conseguirían en los campeonatos siguientes llegando a consagrarse como campeonas del mundo y campeonas de Europa de forma consecutiva, asentándose así en lo más alto de la élite del waterpolo femenino mundial. Con una media de 21 años de edad, la selección española de waterpolo hizo historia, y todas y cada una de sus integrantes: Laura Ester, Annie Espar, Bea Ortiz, Jennifer Pareja, Pili Peña, Maica García, Laura López, Marta Bach, Ona Meseguer, Roser Tarragó, Lorena Miranda y Andrea Blas; junto a su entrenador, Miki Oca, escribieron su nombre con letras de oro en la historia del waterpolo español.