Fue el inicio de la semana más grande del waterpolo en la capital del Maresme. En una semana un mismo equipo era capaz de ganar dos títulos. Sus dos primeros títulos. Y el primero lo alzaba contra su eterno rival, en su piscina y en el año de su centenario.
Fue un día que a los periodistas, que nos gusta siempre hacer similitudes con grandes gestas, se nos permitió definir la Copa de Sabadell como un “Maracanazo”, “Centenariazo” o “Mazazo” … Aunque lo más cierto de todo es que lo que pasó en Sabadell “moló mazo” para las jugadoras del equipo de la Sirena.
De ese partido no quedan muchas jugadoras. Tant soslo 4 (Marta Bach, Alba Bonamusa, Clara Cambray y Ciara Gibson). Ya no está la portera norteamericana Liz Keeve, tampoco su suplente (Mireia Nedermann, que sigue defendiendo una portería, ahora de fútbol sala con el Futsal Aliança Mataró) tampoco la boya griega Alkistis Benekou, la mejicana Marcela Rios ni la italiana Arianna Gragnolati. Ya no están tampoco tres referentes de ese equipo con experiencia internacional como Roser Tarragó, Ona Meseguer o Laura López, y Aina Bonamusa que ahora es delegada del equipo.
[bs-quote quote=» No sabemos si Florín Bonca, al que le gusta repasar muchos vídeos, les habrá pasado el partido de esa final» style=»style-16″ align=»center»][/bs-quote]Fue un partido dónde pasó lo que Florín Bonca, entrenador de la Sirena, sueña cada noche antes de un duelo contra el Sabadell. Buen juego, buena defensa, no demasiadas exclusiones y un partido coral de todas sus jugadoras. No sabemos si Florin, al que le gusta repasar muchos vídeos, les habrá pasado el partido de esa final. Lo que está claro es que la Sirena es consciente que este año repetir la gesta es un poco más difícil. Aquel 2016 el camino a la final, con respeto para todos los equipos, fue más fácil. 18 a 5 en cuartos contra el Zaragoza, y 5 a 16 frente al Rubí en semifinales.
Si el domingo hablamos de un nuevo Mazazo de la Sirena, será porque por el camino el equipo de Bonca y Cardenal habrán dejado fuera a un gran Sant Andreu y a un supercampeón como el Sabadell. Dos equipos que, como el Mataró, sueñan despiertos con alzar el trofeo del KO.