‘Desde el corazón’

"Debemos aprovechar las fortalezas de todas las personas integrantes porque somos diferentes y especiales. Por lo tanto, todas sumamos, mejoramos y crecemos", explica el columnista de WATERPOLISTA.com

Más de tres meses han pasado desde que compartí con vosotros y vosotras mi último post. Os prometo que en febrero comencé a leer e investigar sobre la que iba a ser la siguiente temática: el sobreentrenamiento. Nos estábamos acercando al último tramo de la temporada y sentía curiosidad por seguir reaprendiendo. Sin embargo, el escrito cayó en el olvido. Mi aita (padre) enfermó y tras más de un mes de altibajos y lucha diaria falleció a mediados de marzo. Esta vez salió cruz al lanzar la moneda y se fue mi héroe. Diez años antes nos tocó sufrir y a la vez disfrutar de la cara. Tres trasplantes de hígado, un tumor cerebral, … Estamos como para no vivir este regalo único y excepcional. Hablo de la vida.

En medias aterrizó el COVID-19 y decidió quedarse; en consecuencia, esta situación atípica y compleja que estamos compartiendo y experimentando. Mucha fuerza colegas. Así, siendo profesor de educación física, tuve que dejar el chandal y la nariz de payaso de lado para convertirme en “youtuber” y experto en “ZOOM”. Precisamente, la jornada laboral tenía (y tiene) inicio, pero pocas veces conocías (y conoces) realmente el final. Pero lo que haga falta por ayudar y acompañar a nuestro gran tesoro, los niños y las niñas.

Con todo este panorama no me veía con ganas de escribir porque creía que no era el momento. Hasta que llegó el sábado 23 de mayo y nos confirmaron una noticia increíble, un “más que un sueño”. Mi Club, el Leioa Waterpolo, jugará la temporada 2020-2021 en División de Honor. Siento admiración y alegría por cada una de las jugadoras y el cuerpo técnico, en especial por mis “más que compañeros y amigos” Jon y Gorka. Lo saben. Gracias. Hace tres temporadas surgió la posibilidad de abrir un colegio y me brindaron la oportunidad de diseñar y elaborar el programa de la competencia motriz, además de la docencia desde otro ámbito (del deportivo al escolar). Programación, planificación, y diseño de tareas. Exactamente lo mismo que hicimos en el Club años atrás, pero más complejo y profundo. Admito que durante el proceso dudé muchas veces de mis capacidades y sentí vertigo. Me tocó estudiar, reinvertarme, y reaprender; no obstante, supuso crecer y mucho. Aprender a desaprender, otra vez. Eso si, lo más díficil fue salir del Club la temporada siguiente: dejar de compartir los momentos agradables y desagradables con mis compañeros y compañeras en el día a día, dejar de pensar en el balón amarillo casi 24 horas al día, dejar de ir a la piscina. A pesar de ello, no me arrepiento porque me encanta mi trabajo. Menudo reto.

¿Y toda esta chapa para qué? Para escribiros acerca de tres palabras interdependientes que han sido y son elementales, inamovibles y mágicas para poder llevar a cabo esta hazaña: corazón, equipo, y programación.

– Corazón: la vida es un deporte de equipo. En efecto, buscamos formar parte de un grupo y crear una identidad común y especial. Como animales mamíferos, necesitamos sentirnos queridos, admirados, y protegidos. Por ello, no podemos olvidar que los entrenadores y entrenadoras somos referentes, ejemplos a seguir. De ahí a que nuestro tesoro quiera imitar nuestras conductas y acciones. Y nos equivocamos… mucho, porque tomamos decisiones y frecuentemente provienen de nuestra ignorancia. ¡Por supuesto! Un tal Sócrates decía “solo se que no se nada”. ¡Qué gran razón tenía!

– Equipo: no se puede navegar si remamos en distintas trayectorias. Así, debemos aprovechar las fortalezas de todas las personas integrantes porque somos diferentes y especiales. Por lo tanto, todas sumamos, mejoramos y crecemos. Esto es, nosotros y nosotras frente al tú y yo. Confianza, compromiso, lealtad. En resumen, estamos en el mismo barco y remamos en la misma dirección. Aún así, muchas tempestades surgirán.

– Programación: plantear objetivos realistas pensando en el desarrollo del y de la deportista a largo plazo, y organizar los contenidos y las tareas a trabajar en cada categoría cumpliendo los objetivos propuestos es imprescindible. Programar, planificar, y diseñar las tareas pertinentes. Aunque la lista de aportaciones es larga, en este caso me gustaría dar las gracias particularmente a “Beto” Fernández. Debemos pensar en nuestras niñas y niños; y pase lo que pase, no perder el rumbo, la meta, la esencia. No es el qué, sino el cómo y para qué.

Desde el corazón, nunca dejéis de soñar.

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