esfuerzo, trabajo, dedicación y ganas de superación. Estas son, según David Ortiz, quien lleva más de veinticinco años vinculado al mundo del waterpolo, las señas de identidad de un CN Rubí que preside, después de más de catorce temporadas ocupando diferentes cargos dentro de la junta directiva, desde abril de 2017. Una responsabilidad que, según él, le supone, aparte de mucha dedicación, una gran ilusión. Sobre todo, porque espera poder llevar a cabo todo lo que se ha propuesto durante su legislatura, tanto a nivel deportivo como institucional, y desarrollar proyectos de mejora que puedan seguir haciendo sostenible y más grande la entidad en todos los sentidos.
Un Rubí que Ortiz define como un pequeño gran club que hace sentir orgulloso a todos los que forman parte de él. Básicamente, porque cuenta con profesionales que, a pesar de las limitaciones económicas y de infraestructura, han sabido convertirlo en uno de los más importantes a escala nacional y tiene un carácter familiar y formativo que lo hace especial. En este sentido, el club trabaja para potenciar su base deportiva y conseguir los recursos necesarios para hacer viables sus proyectos.
De menos a más
[bs-quote quote=»Juegan a este deporte porque les gusta, no porque reciban una compensación económica» style=»style-11″ align=»left»][/bs-quote]“La filosofía es conseguir que nuestros deportistas más jóvenes lleguen a nuestros equipos absolutos”, asegura el dirigente, quien considera que el trabajo realizado en la cantera durante los últimos tiempos ha sido excepcional y explica que se han ido incrementando poco a poco el número de equipos. Además, se ha conseguido que las categorías formen parte de los primeros grupos de competición, logrando grandes éxitos deportivos. En esta misma línea, los jóvenes jugadores formados en la casa han sido los que han llevado a los equipos absolutos a competir en las correspondientes Divisiones de Honor. Este éxito, según él, es fruto del trabajo y el sacrificio de grandes técnicos y formadores que, acompañados por Dani Gómez, dedican mucho tiempo de sus vidas a esta formación, siempre con una gran ilusión y profesionalidad.
Unos valores que comparten las integrantes del primer equipo femenino del Rubí, que, como Ortiz explica, no son profesionales y compaginan la actividad deportiva al máximo nivel con sus respectivos trabajos o estudios: “Juegan a este deporte porque les gusta, no porque reciban una compensación económica”.
[bs-quote quote=»La filosofía es conseguir que nuestros deportistas más jóvenes lleguen a nuestros equipos absolutos» style=»style-11″ align=»right»][/bs-quote]Este hecho, aunque, dentro de sus posibilidades, intentan contar con jugadoras de fuera que aporten un plus al equipo, algo que no siempre es fácil, hace que todavía sea más importante la apuesta por las waterpolistas formadas en la entidad. En cuanto al conjunto masculino, éste se encuentra en plena pelea por el ascenso a División de Honor, algo que, en principio, no entraba dentro de los objetivos. “Cuando desciendes, a veces es difícil recomponerse, pero los chicos han jugado a un gran nivel durante la primera vuelta, pese a algunos altibajos”, afirma el presidente del Rubí, quien cree que la Primera División es una competición muy igualada que cuenta con grandes clubs que también lo están haciendo muy bien y que vienen pisando fuerte.
Un padre orgulloso
La vinculación de David Ortiz con el waterpolo también tiene mucho que ver con sus tres hijos, a los que ha visto crecer practicando esta disciplina. Dos de ellos lo siguen haciendo, y a un alto nivel. Una de ellas es la actual jugadora del CN Sabadell Bea Ortiz, que recientemente ganó una Copa de la Reina en la que se erigió como la mejor jugadora. Curiosamente, se enfrentaron en unos cuartos de final en los que, aunque le deseó lo mejor, no tuvo el corazón partido, ya que su equipo es el rubí.
@nicolasarlanzon